Alta Terapeutica
Es el hecho de finalizar el proceso de tratamiento habiendo alcanzado todos los objetivos planteados tanto por la persona como por el propio equipo terapéutico.
Terminar bien una terapia es una tarea que requiere conocimiento y sensibilidad. Es un momento emotivo, fundamental para reconocer que se ha realizado un esfuerzo esencial para el cambio, y necesario para establecer un momento de “despegue” del recurso de tratamiento. Pero no es el fin, es casi “el principio” de una nueva etapa de la vida.
De hecho, el alta terapéutica supone el cierre a un proceso que puede haber resultado crucial en la vida de muchas personas
Vélez y Aveiro citan en su artículo a Frieda Fromm-Reichman, pionera y exponente de la terapia psicoanalítica, en relación al asunto que nos ocupa. Para ella, la terapia debe acabar:
“Cuando el [paciente] haya logrado un suficiente grado de compenetración duradera en sus operaciones interpersonales y su dinámica como para que le permita, en principio, manejarlas adecuadamente.”