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Ocio y salud mental

Las actividades de ocio son importantes porque aportan energía positiva a la persona, refrescan la mente y ayudan a largo plazo a mantener la salud y tener paz mental.

El ocio ha ido adquiriendo un importante significado en la vida de todas las personas y se ha convertido en un ámbito de crecimiento, disfrute, placer, descanso y en un indicador de la calidad de vida.

Las personas con enfermedad mental también han de tener la oportunidad de acceder a un ocio de calidad y satisfactorio. Sin embargo, se encuentran con obstáculos adicionales para disfrutar de esta experiencia humana.

Se hace necesario proveerles de apoyos que les faciliten el acceso y desarrollo de distintas prácticas a su elección, en igualdad de oportunidades con el resto de la ciudadanía. Cuando hablamos de ocio y enfermedad mental se plantea como fin último satisfacer necesidades de la persona de diferente naturaleza y posibilitar su participación en la comunidad.

Para que el ocio cumpla su objetivo terapéutico es necesario que el individuo lo realice de manera voluntaria, de manera que se fomente la autonomía de la persona y la capacidad para producir una pensamiento positivo hacia la vida tras realizar actividades creativas, constructivas y lo más importante rehabilitadoras.

La parte descrita en los párrafos anteriores es sencilla de describir incluso de imaginar, el gran problema llega cuando esto hay que llevarlo a la práctica debido al gran estigma que hay al respecto con la salud mental.

 

Todos los profesionales de la salud mental comparten el gran reto de ofrecer un conjunto de tratamientos globales que promuevan y protejan la salud y el bienestar de los individuos y las comunidades en las que éstos viven.

Un objetivo común de estos servicios es ayudar a que las personas alcancen y mantengan la salud mental mediante la adquisición de las destrezas y habilidades necesarias para vivir en la comunidad. Estas destrezas son esenciales para que los clientes tengan la capacidad de afrontar y adaptarse al estrés derivado de la enfermedad y la vida diaria.

 

Además, los servicios de salud mental integrales deben tener en cuenta las condiciones medioambientales necesarias para disfrutar de la calidad de vida.

Tal adquisición de destrezas demanda un tipo de atención centrada en las necesidades personales de los/as usuarios/as, en sus objetivos y sus aspiraciones. Supone enseñar las habilidades necesarias para lograr estos objetivos, y crear entornos que suministren apoyo y que sean sensibles e integradores.

Gracias a este tipo de trabajo, la salud mental se convierte cada vez menos en algo tabú y la sociedad va entendiendo que hay derechos como ciudadanos y, sobre todo, como persona, que deben respetarse.

¿Tú sales al cine? ¿Tú vas al bar, a la playa o a la montaña? ¿Tú sales de fiesta? ¿Tú pasas tiempo con tu grupo de amigos? Ellos/as, personas con problemas de salud mental, también pueden hacerlo.

Cuenta con ellos/as.

 

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