LA HUELLA DEL COVID19 EN LA SALUD MENTAL
El número de personas contagiadas y fallecidas es la cara más visible de la pandemia, que también ha tenido un gran impacto en otros ámbitos como la economía, la política y la cultura. También en la sociedad, la covid-19 ha alterado muchas de las rutinas a las que estábamos acostumbradas.
Más allá de las consecuencias físicas para la salud, la pandemia también está incidiendo en otro aspecto fundamental de nuestro bienestar: la salud mental. Tan solo dos meses después del inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió que la crisis del coronavirus afectaría la salud mental de muchas personas y que se podría registrar un aumento de este tipo de trastornos.
En octubre de 2020, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la OMS publicó un estudio en el que indicaba que la pandemia había provocado un aumento de trastornos de salud mental y, como consecuencia, los servicios esenciales habían quedado paralizados en el 93% de los países del mundo debido al aumento de la demanda de este tipo de atención.
El personal sanitario, el colectivo más afectado
Uno de cada cinco profesionales sanitarios ha experimentado algún tipo de trastorno de salud mental a causa de la pandemia, según un estudio publicado por la revista científica Plos One. Concretamente, entre los profesionales sanitarios hay un 27% que ha experimentado depresión, un 22,1% ansiedad y un 21,5% trastorno de estrés post-traumático (TEPT).
Estas cifras representan un porcentaje muy superior al que se calcula que existe en épocas “normales”. La OMS apunta que la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) afectan a un 4% de toda la población mundial.
Causas de los trastornos
El duelo, el aislamiento y el miedo al virus son algunos de los factores que, según la OMS, están generando o agravando los trastornos de salud mental. Las personas que han perdido a seres queridos y no han podido despedirse de ellas también se han visto muy afectadas emocionalmente.
Por otro lado, la pérdida de ingresos y la incertidumbre que provoca también influye en nuestro bienestar emocional. La pandemia ha afectado a la economía mundial: muchas fábricas y servicios han cerrado temporalmente y muchas personas se han quedado sin trabajo. En este sentido, la pandemia ha provocado que se agraven las desigualdades sociales y que las personas con mayor riesgo de caer en la pobreza también puedan sufrir un trastorno de salud mental.
Por último, las personas que han padecido un trastorno de salud mental pueden recaer ante la situación de pandemia. El confinamiento de los primeros meses y las restricciones que limitan las reuniones sociales han afectado especialmente a los más jóvenes, un colectivo más acostumbrado a socializar y salir a la calle.
Combatir el estigma de la salud mental
La situación generada por la covid-19 a nivel mundial y el aumento de solicitudes a los servicios de salud mental han puesto esta problemática al orden del día y en primera plana en todos los medios de comunicación. Aun así, entre todas las consecuencias negativas de la pandemia hay una positiva, y es que población y gobiernos cada vez están más concienciados sobre la importancia de la salud mental.