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Un coloquio para romper estigmas y concienciar sobre los problemas de salud mental

“Mentalizándonos en la cotidianidad de la salud mental” es el nombre del coloquio en el que Mentalia Salud, perteneciente a DomusVi -compañía líder del sector sociosanitario cuyo propósito es la mejora del bienestar de las personas mayores-, quiere contribuir a romper estigmas y concienciar sobre los problemas de salud mental que, tras dos años de pandemia, han experimentado un incrementado en España. El coloquio se celebró ayer en Cines Golem Madrid, donde previamente se proyectó el largometraje “Un amor intranquilo” del director francés Joachim Lafosse, que se centra en el trastorno de bipolaridad y sus efectos en el entorno familiar.

El acto contó con la participación de Ricardo Guinea, director de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria y expresidente de la WAPR (World Association for Psycological Rehabilitation, Asociación Mundial de Rehabilitación Psicológica, por sus siglas en inglés); Guadalupe Morales, directora de la Fundación Mundo Bipolar, consultora experta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el área de salud mental y vicepresidenta de la Red Europea de Ex-usuarios de Salud Mental; y Francisca Carrasco, psicóloga y directora de Mentalia Puerto.

El encuentro, abierto al público, suscitó gran interés y contó con la presencia de más de 50 asistentes, entre ellos, usuarios, familias de usuarios, profesionales y futuros profesionales del sector.

Síntomas y tratamientos del trastorno de bipolaridad

La bipolaridad es un trastorno mental muy desconocido para la población en general, a pesar de ser uno de los trastornos más comunes, padeciéndolo el cerca de 45 millones de personas en todo el mundo, según la OMS. De ahí que sea de vital importancia que los ciudadanos sean conscientes de sus causas, cómo detectarlo, su sintomatología y los tratamientos existentes.

El trastorno de bipolaridad se detecta especialmente a través de las alteraciones del estado de ánimo de las personas que lo padecen, que pueden experimentar dos tipos de fases. Hay personas que tienen fases de manía, en las que la persona tiene irritabilidad, verborrea, sensación de hiperactividad y no querer dormir, no terminar las actividades que realiza y vivir muy intensamente las emociones; y fases depresivas, en las que la persona duerme durante largos periodos de tiempo, no tiene apetencia por realizar actividades y siente en muchos casos tristeza.

Existen varios tipos de trastorno de bipolaridad en función de la fase que experimenta cada persona, que acostumbran a tender a una de las dos fases; sin embargo, existen casos en los que se ha observado la ciclotimia, esto es, que vive distintas fases a lo largo del día. Además, varía según el grado de la enfermedad, desde una persona que tiene síntomas leves hasta una persona que padece el trastorno de manera crónica.

En Mentalia Puerto (Valencia), el 15% de los usuarios tienen este trastorno, para los que se sigue un tratamiento farmacológico y en un seguimiento basado en que la persona tome conciencia de su situación y que identifique los síntomas. “Las personas que padecen bipolaridad acostumbran a tener muy baja autoestima, por lo que es muy importante trabajar la identidad de la persona, ya que con este trastorno las personas la pierden, así como la aceptación y normalización de la enfermedad por parte de usuarios y familiares. Se ha observado que con una terapia efectiva muchos usuarios están experimentando un curso de mejoría y han podido retomar actividades a nivel formativo y laboral”, explica Francisca Carrasco, directora del centro.

El centro cuenta con un equipo multidisciplinar, familiarizado con este trastorno, formado por 40 profesionales, desde educadores, Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), psicólogos generales y sanitarios, especialistas en salud mental, enfermeros, hasta arteterapeutas –dado que los problemas de salud mental están asociados a la creatividad-, psiquiatras y fisioterapeutas.

La aceptación social de la enfermedad, un gran avance para su tratamiento

Un problema que se ha observado actualmente es la poca aceptación y normalización de la enfermedad en la sociedad española. “Hay personas que huyen de los diagnósticos de trastorno de bipolaridad y normalmente son los familiares los que contactan con profesionales de la salud. Sin embargo, cada vez estamos observando más que son las propias personas que padecen la enfermedad las que piden ayuda profesional”, señala Carrasco. “Si fuera más fácil la aceptación del diagnóstico, si fuera más aceptado socialmente, el trabajo de los profesionales de la salud mental sería otro”, añade.