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¡¡¡VUELTA AL COLE…!!!

En el hospital de día, los ritmos de la vida social llevan amortiguados, tamizados por el periodo de paréntesis existencial que es la estancia en el hospital. La vida es difícil, si, y especialmente para las personas que están atrapadas en la depresión, en la angustia, en la zozobra personal. El hospital de día, para esas personas es un oasis de tranquilidad, un lugar para detenerse y pensar, para tomar perspectiva, para recomponerse y recuperarse. Un lugar para separarse del dolor, para tratar de poner orden en el caos.  Un lugar donde recibir ayuda sin mirar el reloj, para curarse de la prisa,  de la angustia, de las heridas de la vida, de todo lo que ha salido mal y necesita repararse.

Pero ha llegado septiembre, y el tema de la reincorporación al instituto se ha colado en la agenda de todo el mundo. Da igual que estés al final de tu proceso de recuperación, o al principio. Es septiembre y no hay manera de ignorar que el curso empieza.

¿Qué hacemos?

Lo primero que te recomiendo es ser honesto contigo mismo.

¿Estas al principio de tu proceso terapéutico? ¿Solo de pensar en el instituto o en la universidad se dan ganas de meterte otra vez en la cama? Pues igual es que no estás preparado. Tómatelo con calma. Ya lo estarás. Coméntalo con tu terapeuta. Pide consejo, procura no agobiarte. Habrá otros septiembres. Piensa que eres como un futbolista lesionado: podrás volver a competir con tu equipo cuando tu lesión se haya curado, cuando hayas hecho rehabilitación, cuando hayas hecho la pretemporada,  pero no antes. Si tratas de competir antes de que tu lesión se haya curado, puedes recaer. Toma consejo, déjate guiar. Llegará tu momento.

¿Estas avanzado en tu proceso de recuperación? ¿Te encuentras con fuerzas? ¿Ya has recorrido un buen trecho del camino terapéutico, ya comprendes que es lo que te derrotó en el pasado? Pues el momento de intentarlo. Ármate de valor y a por ello. Vamos a estar contigo, te vamos a ayudar, nos vamos a coordinar con tu orientador el instituto. Vamos a apoyarte, vamos a adaptar los horarios de tratamiento a los de las clases para que no haya fricciones innecesarias. Y recuerda bien: es tu vida, son tus clases, es tu proyecto, nadie lo podrá hacer por ti. Sin tu energía y determinación, la cosa no saldrá adelante. Parte del proceso habrá sido comprender lo que te dañó. Si ha comprendido lo que te paso, habrás aprendido mucho de ti mismo y de la vida. Y eso será de gran ayuda. No se trata de estar repitiendo siempre los mismos errores.

Ahora, ya has decidido que lo vas a intentar. De acuerdo. Recuerda que es una carrera de fondo. Hay muchos retos por delante. El reencuentro con las tareas académicas. El reencuentro con los compañeros. El reencuentro con una agenda exigente: madrugar, asistir a las clases, estudiar, hacer las tareas que te encomienden, preparar los exámenes. Habrá altibajos. Hay que compatibilizar las áreas relacionadas con la terapia con las del instituto (sabemos que no es fácil).

Sabemos por experiencia que algunos lo conseguirán este mes de septiembre. Algunos no lo conseguirán. Pero no hay que desanimarse por eso. Aunque pueda pasar que en unas semanas debas constatar que no era tu momento, si has hecho un esfuerzo honesto, algo quedará. Habrá sido como un ensayo general del momento en el que te reincorporaras, quizás dentro de unos meses, no necesariamente en septiembre.

Y a los que lo consigan, ¡enhorabuena! Tómenselo con calma, no canten victoria demasiado pronto; puede haber altibajos, pero poco a poco irán automatizando conductas, incorporando nuevos hábitos, nuevas rutinas.

Y al final de curso, llegara el momento de cosechar los resultados.

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