EL SILENCIO TERAPÉUTICO 🤫

Contaba un joven alumno que muy agobiado fue a consultar a su maestro: “Mire, estoy muy preocupado. Es que, cuando estoy mejor en mi casa, es cuando no hago nada, ni pienso en nada; simplemente estoy”. El maestro sonrió: “No se preocupe, joven, acaba de descubrir el silencio y la dicha de permanecer unos minutos sin ningún tipo de ruido, ni ruido mental ni ruido externo”

La salud mental es algo sobre lo que preferimos guardar silencio pues sobre el tema pesa cierto miedo, vergüenza y prejuicios colectivos.

El silencio no siempre es malo, en otros ámbitos, a la hora de comunicar es muy importante, ofrecer una pausa para coger aire, hace que la audiencia centre su atención en el emisor.

El silencio, también puede ser la ausencia de cualquier tipo de ruido, en imperativo, pedir silencio, o por educación y respeto, guardar silencio.

En música es la pausa en un pentagrama de una pieza musical. Y cuando en una orquesta todos se coordinan y respetan el silencio, suena hermoso.

El silencio también puede ser una respuesta, dicen que quien calla otorga.

Se dice de las personas que padecen sordera que viven “hundidos” en el silencio.

Pero en terapia el silencio tampoco es malo. Puede significar que la persona aún no está preparada para hablar de su angustia. Por parte del terapeuta es otra forma de acompañar ante el sufrimiento de la persona, simplemente estar, acompañar.

El silencio como terapia puede ser realmente sanador, el cerebro necesita silencio para tomar decisiones y sentir calma. Durante la meditación el estrés disminuye, mejora la calidad del sueño, la memoria, relaja la mente, disminuye la tensión muscular.
Al meditar, podemos experimentar el alcance terapéutico del silencio.